GLOSAS PARA EL ACTO DEL DÍA 17 DE AGOSTO, ANIVERSARIO DEL FALLECIMIENTO DEL GENERAL SAN MARTÍN
1822, Guayaquil
San Martín
Encuentro en Guayaquil. Entre el mar Caribe y el océano Pacífico, se abre un camino de arcos de triunfo: el general Bolívar acude desde el norte. Viene desde el sur José de San Martín, el general que atravesó la cordillera de los Andes en busca de la libertad de Chile y de Perú.
Bolívar habla, ofrece.
—Estoy cansado —corta, lacónico, San Martín. Bolívar no le cree; o quizás desconfía, porque todavía no sabe que también la gloria cansa.
San Martín lleva treinta años de batallas, desde Orán hasta Maipú. Por España peleó el soldado y por América el curtido general. Por América, y nunca contra ella: cuando el gobierno de Buenos Aires le mandó aplastar las huestes federales de Artigas, San Martín desobedeció y lanzó su ejército a las montañas, para continuar su campaña por la independencia de Chile. Buenos Aires, que no perdona, le niega ahora el pan y la sal. En Lima tampoco lo quieren. Lo llaman el rey José.
Desencuentro en Guayaquil. San Martín, gran jugador de ajedrez, evita la partida.
—Estoy cansado de mandar —dice, pero Bolívar escucha otras palabras: Usted o yo. Juntos, no cabemos.
Después, hay banquete y baile. Baila Bolívar en el centro del salón, disputado por las damas. A San Martín lo aturde el ruido. Pasada la medianoche, sin decir adiós, se marcha hacia los muelles. El equipaje ya está en el bergantín. Da la orden de zarpar. Se pasea en cubierta, a pasos lentos, acompañado por su perro y perseguido por los mosquitos. El barco se desprende de la costa y San Martín se vuelve a contemplar la tierra de América que se aleja, se aleja.
- Bienvenida al acto:
- Damos la bienvenida a la Bandera de Ceremonias que nos acompañará en el recuerdo:
Abanderada/o:
Escoltas:
- Alumnos de primer grado realizarán un cuadro actuado que representa la infancia de Don José, con sus hermanos en Yapeyú
Sus compañeros de infancia fueron los pequeños indios y mestizos (ingresan niños vestidos y con juegos de la época, invitan al niño José a jugar con ellos)
- “Sobre la costa argentina del rio Uruguay, una mujer está a la sombra de árboles añosos, contemplando el agua serena corriente, mientras la luz del atardecer va declinando sobre el paisaje; esa mujer, todavía joven, tiene en su regazo a un hijo pequeño, que a ratos descabalga de las rodillas maternas para jugar en la floresta nativa. La madre es española, pero el niño es criollo, nacido en aquel mismo lugar de las indias, con la tez bronceada por el sol de américa, los ojos muy negros, los cabellos negros. Y aquella mujer contempla en sueños al vástago indiano, entre el boscaje natal que lo circunda, y torna a mirar el rio que corre majestuosamente, sin sospechar ella el tremendo porvenir del varón que su vientre ha dado al mundo”. (Ricardo Rojas) una mamá de la comunidad educativa representa a Gregoria Matorras de San Martín con un niño en brazos, mirando el río y cantando
- Siendo aún niño, viajó con su familia a España, educándose en la vida militar en dicho país.
Al enterarse de la difícil situación en la que se encontraba Argentina y el resto de las colonias, retorna a su país en 1812. La Junta de Gobierno le encomienda la formación de un escuadrón de granaderos a caballo, nombrándolo comandante.
Ingresan alumnos de 2º y 3º y cantan José Correntino (para aprender la canción, hacer click aquí
José Correntino ChamaméEn un caballito blanco, mi abuelita me contó, que un Santo cruzó los Andes y tres pueblos libertó. El Santo era correntino y se llamaba José, papá de una linda niña que su Merceditas fue. Cuando terminó la lucha muy lejos se fue José, para que la patria joven supiera sola crecer. | Del brazo de Merceditas José contemplaba el mar, pensando volver un día y en su tierra descansar. Suena el clarín, suena el tambor, ésta es la historia que más me gustó, la del valor y de la fe de un correntino llamado José. |
- San Martín dio el trato de "Compañeros" a sus subordinados, de "hermanos" a los aborígenes de Mendoza, y "gallegos" a todos los peninsulares realistas. Este es un afiche de sus órdenes: (lectura realizada por niños de 6º grado, un párrafo cada uno, con música de fondo)
Todos y cada uno de ustedes conocen el esfuerzo y las dificultades por las que hemos pasado. Llegar hasta aquí es bastante, pero nunca es suficiente. El enemigo espera, y espera bien armado. Señores, son la esperanza de la América, cada uno de ustedes lleva consigo lo más importante, ¡la libertad! Trescientos años de masacre y de barbarie tiñen nuestra tierra de sangre, pero hemos venido a decir ¡basta!, ¡se acabó!
Soldados, se me llena el corazón al ver a tantos guerreros dispuestos, nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos recordarán este momento con orgullo, porque les dejaremos una tierra digna de ser vivida. Donde puedan sembrar, crecer y prosperar, libres de toda cadena, donde cada hombre pueda decidir su destino sin importar su color, su linaje, su procedencia, ni qué carajo. Porque todos somos iguales ante el Supremo, así como somos iguales ante la muerte, porque cualquier hijo de mujer merece ser libre de una vez y para siempre. ¡Seamos libres, que lo demás no importa nada!
¡Viva la patria!”
Ya no queda duda de que una fuerte expedición española viene á atacarnos: sin duda alguna los gallegos creen que estamos cansados de pelear y que nuestros sables y bayonetas ya no cortan ni ensartan; vamos á desengañarlos. La guerra se la tenemos de hacer del modo que podamos.
Si no tenemos dinero, carne y un pedazo de tabaco no nos ha de faltar; cuando se acaben los vestuarios nos vestiremos con las bayetillas que nos trabajan nuestras mujeres, y sino andaremos en pelotas como nuestros paisanos los indios. Seamos libres y lo demás no importa nada. Yo y vuestros oficiales os daremos el ejemplo en las privaciones y trabajos.
La muerte es mejor que ser esclavos de los maturrangos. Compañeros, juremos no dejar las armas de la mano hasta ver el país enteramente libre ó morir con ellas como hombres de coraje.
Mendoza, 1819
Soldados, se me llena el corazón al ver a tantos guerreros dispuestos, nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos recordarán este momento con orgullo, porque les dejaremos una tierra digna de ser vivida. Donde puedan sembrar, crecer y prosperar, libres de toda cadena, donde cada hombre pueda decidir su destino sin importar su color, su linaje, su procedencia, ni qué carajo. Porque todos somos iguales ante el Supremo, así como somos iguales ante la muerte, porque cualquier hijo de mujer merece ser libre de una vez y para siempre. ¡Seamos libres, que lo demás no importa nada!
¡Viva la patria!”
Ya no queda duda de que una fuerte expedición española viene á atacarnos: sin duda alguna los gallegos creen que estamos cansados de pelear y que nuestros sables y bayonetas ya no cortan ni ensartan; vamos á desengañarlos. La guerra se la tenemos de hacer del modo que podamos.
Si no tenemos dinero, carne y un pedazo de tabaco no nos ha de faltar; cuando se acaben los vestuarios nos vestiremos con las bayetillas que nos trabajan nuestras mujeres, y sino andaremos en pelotas como nuestros paisanos los indios. Seamos libres y lo demás no importa nada. Yo y vuestros oficiales os daremos el ejemplo en las privaciones y trabajos.
La muerte es mejor que ser esclavos de los maturrangos. Compañeros, juremos no dejar las armas de la mano hasta ver el país enteramente libre ó morir con ellas como hombres de coraje.
Mendoza, 1819
- Lectura de el encuentro entre San Martín y Bolívar
1822, Guayaquil
San Martín
Encuentro en Guayaquil. Entre el mar Caribe y el océano Pacífico, se abre un camino de arcos de triunfo: el general Bolívar acude desde el norte. Viene desde el sur José de San Martín, el general que atravesó la cordillera de los Andes en busca de la libertad de Chile y de Perú.
Bolívar habla, ofrece.
—Estoy cansado —corta, lacónico, San Martín. Bolívar no le cree; o quizás desconfía, porque todavía no sabe que también la gloria cansa.
San Martín lleva treinta años de batallas, desde Orán hasta Maipú. Por España peleó el soldado y por América el curtido general. Por América, y nunca contra ella: cuando el gobierno de Buenos Aires le mandó aplastar las huestes federales de Artigas, San Martín desobedeció y lanzó su ejército a las montañas, para continuar su campaña por la independencia de Chile. Buenos Aires, que no perdona, le niega ahora el pan y la sal. En Lima tampoco lo quieren. Lo llaman el rey José.
Desencuentro en Guayaquil. San Martín, gran jugador de ajedrez, evita la partida.
—Estoy cansado de mandar —dice, pero Bolívar escucha otras palabras: Usted o yo. Juntos, no cabemos.
Después, hay banquete y baile. Baila Bolívar en el centro del salón, disputado por las damas. A San Martín lo aturde el ruido. Pasada la medianoche, sin decir adiós, se marcha hacia los muelles. El equipaje ya está en el bergantín. Da la orden de zarpar. Se pasea en cubierta, a pasos lentos, acompañado por su perro y perseguido por los mosquitos. El barco se desprende de la costa y San Martín se vuelve a contemplar la tierra de América que se aleja, se aleja.
Memoria del fuego 2. Las caras y las máscaras, Eduardo Galeano
Buenos Aires, Siglo XXI Editores, 2010. , Página 151
- A su hija Merceditas le enseñó con el ejemplo y con la palabra. Alumnos de 4º grado nos explicarán las máximas que dejó para comprender cómo ser justo y amable en la vida. (pasarán alumnos con un tríptico o pizarrón portátil donde pegarán dibujos y leerán las máximas, explicando lo que entendieron de ella)
- Mercedes San Martín de Balcarce
Nos despedimos de la Bandera de Ceremonias recordando honrarla y honrar a nuestra Argentina cada día teniendo en cuenta lo que aprendimos en esta semana aniversario.
Hermosa la pagina
ResponderEliminarMuy bueno.
ResponderEliminarLinda página
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